Hay tanto trabajo detrás de la elaboración de un vino…
Y una vez llega a su botella, también influyen en su conservación muchos factores que en ocasiones escapan de la mano del enólogo.
El vino en botella irá evolucionando con el tiempo y junto con su orientación, luz, temperatura, humedad, suelo y ventilación, el corcho también aporta características al vino.
Todos estos factores harán que nuestros vinos se conserven mejor y más tiempo.
Existen muchas variedades de corcho. En este post te explico brevemente las características de alguno de ellos.
Los naturales por ejemplo, se emplean para los vinos más prestigiosos. Son de una solo pieza y garantiza un buen sellado para que el vino siga evolucionando correctamente en botella.
Pero también corres el riesgo de que aporte defectos al vino, malos olores a cartón mojado, humedad… aunque la mayoría de las veces el consumidor no lo detecta.
De dos piezas, para formatos más grandes.
Son también naturales pero están divididos en dos y se utiliza un pegamento que puede aportar sabores indeseados.
Colmatados, que también son naturales pero con poros rellenos con polvo de corcho.
Técnicos, hechos con aglomerado de corcho. Más apropiados para vinos de consumo rápido.
Aglomerados, muy industriales de uso en vinos de consumo no superior a un año.
Sintéticos, elaborados con material plástico.
Los corchos más industrializados son más económicos y no suelen producir alteraciones de olfato y gusto.
¿Cual es mejor?
Depende de como y cuanto queremos conservar el vino en botella.